Desde el inicio, en la Casa de Asturias en Guadarrama hemos tenido claro que la música tradicional y todos sus instrumentos tenían que estar representados en la mayor medida posible y de la forma más completa. Con esta idea pusimos en marcha el grupo de panderetas “Curuxas”, para que los sonidos más auténticos de la pandereta o el panderu, sigan formando parte activa de nuestras propuestas musicales.
Las pandereteras han tenido siempre un papel fundamental en la música tradicional asturiana. Normalmente, el gaitero era considerado más profesional y era el que cobraba en las fiestas, pero en todos los pueblos y aldeas había, al menos, dos mujeres que tocaban la pandereta y eran las que conseguían animar a los vecinos en el baile.
En muchos lugares era más fácil bailar al son de las pandereteras que al de las gaitas, porque era común que estas mujeres cogieran rápidamente el instrumento para deleitar con sus sones y tonadas cualquier ocasión, aunque no fuera una fiesta señalada. Ellas animaban la fiesta, por lo que se han convertido en una parte fundamental de nuestro folclore aportando un repertorio amplísimo compuesto con el esfuerzo, la creatividad y las ganas de las mujeres de todos los lugares de Asturias.
En la actualidad es común que los grupos de panderetas, como los de gaitas y tambor, estén formados tanto por mujeres como por hombres, aunque fueran ellas las que, en origen, se animaran con estos instrumentos tradicionales.